La salud es un Derecho – Carta Brasilia

Las y los participantes en el Primer Encuentro Latinoamericano de Entidades y Movimientos Populares: por el derecho universal a la salud, reunidos en Brasilia entre los días 29 y 30 de noviembre de 2015, queremos expresar a los participantes de la Decimoquinta Conferencia Nacional de Salud de Brasil, a las organizaciones populares y a nuestros pueblos latinoamericanos, las siguientes reflexiones y sugerencias para estimular la convergencia de los movimientos sociales en tiempos de incertidumbre que exigen un mayor vigor en la lucha.

Las transformaciones del capitalismo global han aumentado la concentración de la riqueza y el poder en unos pocos. El predominio del sector financiero, la intensificación del extractivismo y el lucro centrado en la apropiación del conocimiento y de la naturaleza han generado una nueva división global del trabajo y formas de neocolonialismo y dependencia. Este régimen de acumulación contemporáneo ha mostrado todos sus efectos, pero también sus crisis cíclicas. En su afán de recomposición, la hegemonía global promueve guerras que alimentan la industria militar, ataca en el Norte los derechos de ciudadanía y las mejores condiciones de vida del Estado de Bienestar, mientras en el Sur obliga a la tercera ola de ajuste estructural y confronta los avances redistributivos.
Los pueblos de los países latinoamericanos iniciaron a principios del siglo XXI un ciclo de luchas en contra de las políticas neoliberales de los gobiernos corruptos que las impusieron y de las oligarquías locales y las empresas transnacionales que se beneficiaron de ellas. En estas luchas está el intento de los pueblos por liberarse de la explotación, del colonialismo y del creciente despojo de recursos naturales por parte de oligarquías nacionales y transnacionales.
Sin duda, los gobiernos progresistas avanzaron en la conquista de la esfera pública y del Estado en la garantía de derechos sociales. No son pocos los avances logrados por estos gobiernos en épocas de lucha popular en nuestra región, en términos de disminución de la desigualdad, reducción de la pobreza y en el desarrollo de una conciencia de ciudadanía y de derechos, en contra del viejo clientelismo y de la caridad focalizada del neoliberalismo.

No obstante, es necesario reconocer que la lógica del régimen de acumulación global y de la estructura del poder estatal y económico en el ámbito nacional no lograron ser afectados sustancialmente por estos gobiernos. Entre tanto, la diversa y pujante organización y movilización popular, con acumulados en diversos países, sigue siendo poco reconocida y no encuentra caminos claros de confluencia para fortalecer y construir una alternativa al capitalismo rampante. En estas condiciones, los desafíos aumentan en medio de una adversidad creciente.

En el campo de la salud, las tendencias de mercantilización de la atención de la enfermedad y la vida favorecen el proceso de acumulación acelerada del capital. Estas tendencias fueron deliberadamente impulsadas por las reformas del Estado desde los años ochenta, basadas en el “gerenciamiento del riesgo social” y el “subsidio para pobres”. Los lineamientos de las tecnocracias del Banco Mundial (BM) y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) han sido promovidos incluso por organismos de Naciones Unidas como la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la Organización Mundial de Salud (OMS) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), capturando incluso a sectores de gobiernos anti-neoliberales, a un sector del movimiento sindical mundial y a muchas organizaciones nacionales e internacionales de la sociedad civil. Este ideario no es el camino de respuesta para los problemas, necesidades y prioridades de protección de la vida en nuestros pueblos.

Que no nos confundan las palabras como “Cobertura Universal de Salud” (CUS o UHC), “Protección Social de Salud”, “Acceso financiero a Servicios de Salud”, “Pisos mínimos de Protección social”. Todas ellas son propuestas construidas desde el mismo marco hegemónico del aseguramiento que impulsa el complejo médico industrial y financiero de la salud. Luchamos por sistemas universales y públicos de seguridad social, como derecho de ciudadanía y no según la meritocracia de capacidad de pago.

Más allá de la atención de la enfermedad, entendemos la salud como la realización de la vida humana y de la naturaleza en condiciones de dignidad, reciprocidad y solidaridad. La salud es una construcción de la sociedad en su conjunto para la dignificación de la vida. La salud es un derecho humano individual y colectivo, en el marco de derechos interdependientes de las personas y de la naturaleza, de carácter universal, integral, de ciudadanía, intercultural, respetuoso y promotor de las diferencias, con expresiones específicas según género, etnia, generación y territorio.

El derecho a la salud exige la configuración de un nuevo proyecto civilizatorio centrado en el bienestar de las personas, de los pueblos, con la naturaleza y la Madre Tierra, no en la explotación y la acumulación capitalistas. Implica una nueva relación e institucionalidad Estado-sociedad, en la cual se radicaliza la democracia directa y el poder popular. Implica una nueva relación sociedad-naturaleza, siguiendo la conciencia de nuestras naciones indígenas originariasy poblaciones tradicionales para el “buen vivir/vivir bien”. En fin, implica transformaciones estructurales que aún no se han alcanzado, a pesar de la continua y dinámica movilización popular de los tiempos recientes.

En Brasil, el Sistema Único de Salud (SUS), creado en 1988 en el marco de la democratización del país como fruto del proceso de amplia movilización y lucha popular, fue y es un referente latinoamericano de la enunciación de la salud como derecho universal, deber del Estado y construcción popular. El fortalecimiento y la profundización del SUS, hoy amenazado, en el marco de una lucha más amplia por transformaciones estructurales como las enunciadas, es un imperativo de la lucha popular latinoamericana y caribeña. Con esto afirmamos nuestro compromiso con el pueblo brasileño, con el Consejo Nacional de Salud y con todos los consejos de salud y movimientos sociales por su defensa y expansión.

En la coyuntura de tensiones y disputas que vivimos en América Latina y el Caribe, presentamos las siguientes propuestas de acción y de agenda política:

  • Respecto del Estado. Promover la refundación de los Estados desde una nueva institucionalidad, territorialidad y justicia social y fiscal, en una perspectiva democrática, intercultural y de equidad de género.
  • Sobre salud. Rechazar la idea de la salud como una mercancía y defender la vida y la salud como derechos humanos de los pueblos. Reafirmar nuestra agenda de desarrollo de Sistemas Únicos de Salud integrados a Sistemas Universales de Seguridad Social públicos, integrales, gratuitos, con participación y control social.
  • Sobre el poder popular. Reafirmar la autonomía de los movimientos y organizaciones sociales en la construcción de poder popular, como medio estratégico para los procesos emancipatorios y de transformación de la esfera pública. En este sentido, rechazar todas las tentativas de manipulación y criminalización de los movimientos sociales.
  • Sobre la democracia. Transformar las democracias liberales y delegativas en democracias sociales, participativas y de profundo protagonismo popular, adoptando el paradigma del Buen Vivir/Vivir Bien para una nueva sociedad justa e igualitaria.
  • Sobre la educación y la formación popular. Transformar e integrar radicalmente en favor de los intereses populares, los procesos de educación, de investigación, de innovación y de formación, tanto en las instituciones, como en los movimientos y organizaciones socReafirmar nuestra agenda de desarrollo de Sistemas Únicos de Salud integrados a Sistemas Universales de Seguridad Social públicos, integrales, gratuitos, con participación y control social.iales, privilegiando prácticas y modos participativos amplios.

En el plano de la acción política nacional, regional e internacional, proponemos:

  • Mediar los esfuerzos para garantizar la realización del II Encuentro Latinoamericano de Entidades y Movimientos Populares por el Derecho Universal a la Salud.
  • Fortalecer la unidad de los pueblos y los gobiernos latinoamericanos en una nueva Salud Internacional y Cooperación Sur Sur en nuestros mecanismos de integración (MERCOSUR-Mercado Común del Sur-, UNASUR (Unión Suramericana de Naciones), ALBA(Alternativa Bolivarina de los Pueblos) y CELAC-Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños).
  • Impulsar en UNASUR y en la CELAC la convocatoria a cumbres entre gobiernos y sociedad civil sobre Derecho a la Salud y la Seguridad Social para la construcción de sistemas universales. En este sentido, solicitamos al Gobierno de Brasil que impulse esta iniciativa en el Consejo de Salud de UNASUR como en la cumbre de Estados de CELAC en República Dominicana en 2016.
  • Ante el riesgo de exclusión de la República Bolivariana de Venezuela de MERCOSUR (Mercado Común del Sur), recomendamos un posicionamiento de respaldo al pueblo venezolano por parte del Gobierno de Brasil.
  • Realizar especiales esfuerzos de convocatoria y movilización hacia el movimiento sindical regional como al movimiento de mujeres, a las naciones indígenas-originarias, afrodescendientes y otras organizaciones populares de la región para desarrollar esta agenda política por la salud colectiva.
  • Rechazar y denunciar todas las formas con nombres engañosos de excluir y transformar la salud en una mercancía, como las iniciativas de “Cobertura Universal de Salud”(CUS-UHC), “Protección Social de Salud”, “Acceso financiero a Servicios de Salud”, “Salud en Todas las Políticas” y “Pisos Mínimos de Protección”, construidas desde la hegemonía liberal de las tecnocracias, organismos e intereses geopolíticos internacionales del capital en el mercado de la salud y gerenciamiento del riesgo social.
  • Rechazar todos los Acuerdos y Tratados de Libre Comercio (TLCs) en la región, prestando especial atención al TPP (Tratado Transpacífico).
  • Rechazar todos los modelos de producción de alimentos transgénicos y el uso de agrotóxicos; con el fin de promover la vida saludable y la soberanía alimentaria de los pueblos.

Presentamos así una primer iniciativa que seguramente será profundizada en los encuentros siguientes de los movimientos sociales latinoamericanos y caribeños. Entre tanto, más importante será nuestro trabajo cotidiano, conjunto e integrado. Con esta carta convocamos a todos los movimientos y organizaciones sociales que luchan por la justicia social y condiciones de vida saludables a una acción articulada y hermanada, en la dirección de fortalecer nuestras luchas y banderas de libertad, de democracia y autodeterminación de nuestros pueblos.

¡LA SALUD ES UN DERECHO; NO UNA MERCANCÍA!